BITEXTUALES https://www.bitextuales.com/ Podcasting, Writing, & Translation Servicess Mon, 28 Oct 2024 18:21:42 +0000 en-US hourly 1 https://i0.wp.com/www.bitextuales.com/wp-content/uploads/2022/10/cropped-cropped-cropped-cropped-cropped-346E70D9-1E35-42BF-8F4C-0071DE4FF699-e1667227338863.png?fit=32%2C32&ssl=1 BITEXTUALES https://www.bitextuales.com/ 32 32 143881222 https://www.bitextuales.com/2024/10/28/cuales-son-los-patrones-basicos-de-grabacion-de-los-microfonos-y-para-que-se-usan/ https://www.bitextuales.com/2024/10/28/cuales-son-los-patrones-basicos-de-grabacion-de-los-microfonos-y-para-que-se-usan/#respond Mon, 28 Oct 2024 18:21:42 +0000 https://www.bitextuales.com/?p=13595 Como productor de podcasts, es importante que conozcas los patrones polares de los micrófonos y cómo pueden afectar la calidad […]

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Como productor de podcasts, es importante que conozcas los patrones polares de los micrófonos y cómo pueden afectar la calidad del sonido de tu podcast. Un patrón polar es el espacio alrededor de un micrófono en el que capta el sonido o es más sensible al mismo. Estos patrones pueden visualizarse en un espacio tridimensional. Los diferentes micrófonos tienen diferentes patrones polares, y estos patrones juegan un papel importante a la hora de determinar sus mejores usos.
Los patrones polares más comunes son los siguientes:
Unidireccional: Este patrón polar capta el sonido desde una sola dirección y es ideal para grabaciones en solitario o entrevistas cara a cara.
Cardioide: Este patrón polar es más sensible al sonido que proviene directamente frente a él y menos sensible al sonido que proviene detrás. Este tipo de micrófono es ideal para grabaciones en solitario o entrevistas cara a cara.
Omnidireccional: Este patrón polar capta el sonido desde todas las direcciones y es ideal para grabaciones grupales o en vivo.
Bidireccional: Este patrón polar capta el sonido desde dos direcciones opuestas y es ideal para entrevistas cara a cara o grabaciones de diálogos.
Es importante tener en cuenta que cada patrón polar tiene sus propias ventajas y desventajas, y que la elección del micrófono adecuado dependerá del tipo de grabación que estés haciendo. Por ejemplo, si estás grabando una entrevista cara a cara, un micrófono cardioide o bidireccional puede ser la mejor opción. Si estás grabando una conversación grupal, un micrófono omnidireccional puede ser más adecuado.
En resumen, los patrones polares de los micrófonos juegan un papel importante en la calidad del sonido de tu podcast. Asegúrate de elegir el micrófono adecuado para tus necesidades y objetivos.

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https://www.bitextuales.com/2024/10/27/recomendaciones-generales-de-grabacion/ https://www.bitextuales.com/2024/10/27/recomendaciones-generales-de-grabacion/#respond Mon, 28 Oct 2024 01:51:25 +0000 https://www.bitextuales.com/?p=13579 Grabá preferiblemente con micrófono profesional o semiprofesional y una interfaz igualmente profesional o semiprofesional. Algunas marcas recomendadas conocidas son Zoom […]

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Grabá preferiblemente con micrófono profesional o semiprofesional y una interfaz igualmente profesional o semiprofesional. Algunas marcas recomendadas conocidas son Zoom y Tascam. También podés grabar con un teléfono inteligente.

Graba en mono y en formato .wav o .mp3 (preferiblemente .wav).

Graba en estudio o, en su defecto, en habitaciones que tengan cortinas de tela, alfombras, colchones, ropa u otros elementos de telas gruesas. Este material ayuda a evitar el eco en las grabaciones y a reducir el ruido que pueda entrometerse desde otras habitaciones.

Si tu equipo de grabación tiene monitor visual de grabación en el computador o en la pantalla, intenta que los audios no superen los -12 decibeles para evitar distorsiones.

Evita grabar con la boca apuntando directamente al micrófono de tu equipo de grabación. Se consigue un sonido más limpio cuando el micrófono está posicionado de lado con respecto a la boca de la persona que está hablando. De esa manera evitas que se cuelen respiraciones, que interfieren con la locución, y otros sonidos como el popeo y el seseo, que los micrófonos suelen captar con mucha facilidad.

Pon el micrófono o tu equipo de grabación en una superficie plana, que no se mueva mientras grabes. Evita manipularlo mientras estás grabando. Ponlo a unos cuatro dedos (horizontales) de distancia de la fuente de sonido que se está grabando (tu boca, en el caso de las locuciones).

Graba una prueba antes de la primera toma para escuchar y descubrir si hay algún sonido en el ambiente que esté interfiriendo con la grabación.

Si vas a grabar con un teléfono inteligente, te recomiendo buscar opciones actualizadas de las mejores aplicaciones para grabar en tu dispositivo. Y hablando de esto:

¿Cómo la gente elige qué nuevo podcast escuchar?

  1. En primer lugar, se fijan en el nombre y la portada. Tienen que ser pegadizos. Si no, elegirán otro podcast de su nicho.
  2. Luego van a ver cuántos episodios tienes ya. Si hay uno o dos, piensan que tu podcast no es lo suficientemente fiable (podés cerrarlo accidentalmente), o que probablemente cometes errores típicos de un novato (mal sonido, ponentes desconocidos y poco interesantes, etc). Es importante. Todavía no han escuchado tu podcast.
  3. Si los dos puntos anteriores estaban bien, se fijan en la prueba social (cantidad de likes, shares y reviews). Si hay algunas, significa que otras personas han probado tu contenido, por lo que el nuevo oyente se siente seguro y cree que hay más posibilidades de que a él también le guste tu contenido.
  4. Disposición de las notas del programa. Si hay un muro de texto ilegible, diez enlaces sin orden y demás, distraerá a tu nuevo oyente de escucharte.
  5. Sólo si has pasado las “pruebas” anteriores, el oyente comprobará tu sonido.

Si tienes otras dudas, pregunta por favor.

Mientras tanto, si quieres saber más sobre cómo hacer de tu podcast un show de éxito, te invito a comprar mi libro. Te aseguro que esta compra es una inversión inteligente:

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¿Qué términos debo aprender para entender de qué hablamos cuando hacemos podcast? ¿Cómo se usan estas palabras y qué significan?

Los que nos dedicamos al audio bajo demanda hablamos un idioma propio. Las siguientes son un cúmulo de palabras y expresiones que suelen formar parte del lenguaje podcastero. A medida que te vayas familiarizando con el ecosistema, las irás incorporando a tu producción.

Entrada. Introducción a la pieza. A veces, la cabecera es narrada por un presentador o presentadora y no por el reportero. A veces se escribe “Intro”. La cabecera proporciona un breve contexto o vincula la historia con un tema de interés periodístico o de actualidad.

Ejemplo: Los latinos son la mayoría de los jóvenes de California. Así que hoy nos centramos en sus retos, porque su futuro ayuda a forjar el futuro del estado.

Nuestro programa de hoy forma parte de nuestra colaboración con NPR, llamada Una Nación Comprometida, que explora cómo desbloquear las oportunidades económicas para más estadounidenses.

Identificador: La forma en que el presentador o el reportero se identifican en el aire. La identificación puede ir después del título o al final del programa. 

Ejemplo: “Soy Sasha Khokha, y esta es la revista The California Report”.

Narración. Es el guión que escribe y graba el reportero. La narración se escribe entre clips de audio y contiene hechos, citas indirectas, narración en primera persona y descripciones visuales. A veces se llama Voice Over, o V.O. para abreviar.

Ejemplo: La biblioteca del colegio cierra pronto, así que el viaje en autobús a la biblioteca pública es su única opción. Rosy es hija de trabajadores agrícolas… y muchas familias de aquí dependen del autobús para hacer la compra, ir al médico o ir a la escuela. A veces eso significa caminar uno o dos kilómetros por un camino de tierra hasta una parada de autobús que no es más que un palo en la arena… sin banco, sin sombra, para protegerse del calor del desierto.

SOT: Acrónimo de Sound On Tape. Puede ser una entrevista, un sonido ambiental o una cinta de escena.

Sonido ambiental. A menudo abreviado como “ambi” en los guiones, el sonido ambiente se refiere a los sonidos que el oyente escucha del entorno en la historia además de las entrevistas grabadas. Puede incluir sonidos de motores, campanas, charlas, etc. Suele escribirse en cursiva para diferenciarlo del resto del guión.

Ejemplo: AMBI 1– Suena la campana, los niños empiezan a salir

Entrevista. Es el término radiofónico para referirse a una entrevista grabada o a un “fragmento de sonido” que se incluye en el reportaje. Suele escribirse en negrita para diferenciarlo del resto del guión.

Ejemplo: ROSY: Suelo llamarme Rosy. Voy al instituto Desert Mirage, tengo 16 años, soy junior Um, bueno voy a la Meca, a la biblioteca, a la biblioteca pública, porque no tengo acceso a internet en mi casa. Es un poco molesto tener que ir allí, cada semana sólo para poder hacer mis 

deberes,

Escena: Las escenas no son obligatorias, pero pueden aportar mucho a una obra. ¿Qué es una escena? Es básicamente una grabación de algo que sucede en acción. Si estás escribiendo un artículo sobre el voluntariado en un albergue para personas sin hogar, podés crear una escena grabándote a ti mismo interactuando con la gente del lugar. O si estás escribiendo un artículo sobre tu equipo de fútbol, graba al entrenador dando una charla de ánimo antes del partido. Las escenas introducen al oyente en la acción de la historia.

Tono de la sala: El tono de la sala es el “sonido” de la habitación en la que va a realizar la entrevista. Todos los lugares tienen un zumbido único o un sonido de fondo (ventiladores, ordenadores, charlas tranquilas, etc.) que crean un marcado contraste con el audio limpio del estudio donde se grabará la pista de narración. Los reporteros profesionales siempre recogen entre 90 segundos y 2 minutos de tono de la sala antes de la entrevista para mezclar el audio.

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Lo primero que deberás definir antes de empezar cuál es la motivación que vas a tener para invertir tiempo de tu vida en una actividad que, al principio, te dará dolores de cabeza y poco o casi nada de retribuciones. 

Es cierto, los podcasts se han hecho increíblemente populares en los últimos años. Son fáciles de producir, relativamente baratos a la hora de comprar equipos y pueden distribuirse a través de una amplia variedad de plataformas. Pero, ¿por qué los podcasts son una buena idea para su empresa? ¿Qué ventajas tiene un podcast frente a su competencia?

Los medios de comunicación tradicionales, como la radio, la televisión y los periódicos, han sido las formas dominantes de producción de contenidos a lo largo de la historia. Sin embargo, en la era de Internet, estas formas tradicionales de producción de contenidos se han visto desafiadas y ya no dominan el mercado de contenidos que se consumen en el mundo. En muchos casos, Internet ha proporcionado al público acceso a ellos de forma gratuita o a un coste menor. Como resultado, las formas tradicionales de medios de comunicación se han vuelto más difíciles de monetizar. 

Es aquí donde entran los podcasts, mismos que han demostrado tener la capacidad de llegar rápidamente a una amplia audiencia, con un coste mínimo o nulo.

Los podcasts son un medio cada vez más popular para difundir ideas, historias, noticias y opiniones. Con la facilidad de grabar y publicar contenido en línea, cualquiera puede convertirse en el anfitrión de su propio programa y alcanzar una audiencia global. Además, los podcasts permiten a los oyentes escuchar contenido a su conveniencia y en cualquier lugar, lo que los hace una opción conveniente y accesible para aquellos que buscan entretenimiento, información o educación en el camino. 

Con un podcast, podés compartir tus conocimientos y experiencia, y construir una mayor audiencia de manera más honesta y orgánica. Podés utilizar un podcast para promocionar tus servicios hacia un público específico o para crear una audiencia a la que podás dirigirte más adelante.

Incluso si no pensás monetizar tu podcast, podés utilizarlo como estrategia de promoción gratuita para darte a conocer a ti y a tu negocio. Los podcasts son una forma estupenda de crear audiencia. La inversión inicial necesaria para poner en marcha un podcast es relativamente baja, y la cantidad de tiempo requerida es limitada. podés utilizar un podcast como una forma gratuita de promocionar tu negocio, y construir una gran audiencia con el tiempo.

A la gente le encanta aprender de los expertos, y hay muchas posibilidades de que tu público esté interesado en escuchar tu podcast. Esto hace que la promoción de podcasts sea una estrategia excepcional para construir una audiencia. La promoción de podcasts también puede utilizarse para generar marketing gratuito para tu negocio. Al compartir tu podcast con personas influyentes en tu sector, podés generar una gran cantidad de tráfico de búsqueda orgánica y construir una reputación como autoridad en tu campo.

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https://www.bitextuales.com/2024/10/25/que-es-un-podcast-2/ https://www.bitextuales.com/2024/10/25/que-es-un-podcast-2/#respond Fri, 25 Oct 2024 23:53:23 +0000 https://www.bitextuales.com/?p=13570 ¿Por qué hacer podcasting? ¿Qué cosas debés considerar antes de iniciar un compromiso tan serio? Un podcast es una serie […]

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¿Por qué hacer podcasting? ¿Qué cosas debés considerar antes de iniciar un compromiso tan serio? Un podcast es una serie de episodios de audio o videos, donde una o más personas hablan sobre un tema concreto, como ciclismo, cómics, películas, etc. Pensá en algo así como un álbum de tu banda favorita, ese conjunto es el podcast. Las canciones que vienen dentro, esas son tus episodios. Podés suscribirte al programa con una aplicación en tu teléfono o computadora y escuchar los episodios cuando quieras desde tu aparato, en el coche o a través de los altavoces.

El podcasting es la combinación de dos tecnologías: un archivo de audio o video, como un archivo MP3 o un video de YouTube, y un mecanismo de entrega, llamado RSS Feed. Los podcasts pueden ser muchas cosas: programas de radio; tutoriales, seminarios, entrevistas, informes, narraciones, comentarios, etcétera. 

¿Por dónde empiezo?

Cuando iniciamos en la Escuela del Podcast, no teníamos ni idea de por dónde andar. Leímos artículos en blogs, vimos vídeos en YouTube y preguntamos a otros podcasters, pero no pudimos encontrar la “receta perfecta” para empezar un podcast que funcionara para nosotros.

Lo primero que hay que decidir a la hora de empezar un podcast es qué hace que un podcast sea bueno. Hay muchos elementos diferentes como el tema, el formato y la voz. 

El tema determinará el tipo de contenido que tratará en su podcast. Si querés centrarte en un nicho determinado, como las finanzas o los juegos, debés elegir un tema que se relacione con tu audiencia.

El formato de tu podcast determinará el estilo con el que presentarás tu contenido. Por ejemplo, si querés compartir contenido educativo, puede optar por crear un podcast tradicional en el que hable de un tema específico durante una hora. Por otro lado, si querés compartir contenido entretenido y atractivo, podés decidir crear un podcast de estilo radiofónico en el que bromees con tus invitados durante unos minutos antes de pasar al tema principal del episodio. El formato de su podcast también determinará el estilo con el que presentará su contenido.

Un buen podcast es una conversación entre dos o más personas que tienen algo que decir sobre un tema específico. Esto no significa que tengas que tener una relación conflictiva con tus invitados, pero sí que debés ser capaz de conectar con ellos a un nivel más profundo. Si te sientes como si estuvieras hablando con una máquina cuando estás en un podcast, entonces probablemente no sea una buena opción para tu negocio.

Aunque se le llama la nueva radio, muchos podcasts escapan de las ataduras de los formatos radiofónicos tradicionales:

Pueden tener cualquier duración, desde un fragmento de noticias de 1 minuto hasta una entrevista en profundidad de 3 horas. Pueden tener cualquier frecuencia, desde la diaria hasta la mensual. El formato es variable: desde un simple programa en solitario hasta grandes producciones sonoras en la que participan varias personas.

Pero, la principal característica, a mi modo de ver, es que pueden cubrir cualquier tema, muchos de los cuales nunca llegarían a la radio.

iTunes es el principal mecanismo de entrega de podcasts de audio. YouTube es la contraparte del video. Podés descargar y escuchar podcasts en tu computadora, en tu teléfono, o cualquier dispositivo que reproduzca archivos de sonido y videos.

El principal objetivo de dar vida a un podcast es compartir información basada en una pasión o en una necesidad. Para mí, el podcast se convierte en la voz de una persona, un grupo o una idea institucional. Es decir, creamos un podcast porque creemos que tenemos algo importante que decir y que compartir con el mundo.

Sé que suena interesante tener tu propio programa, sin embargo hay algunas consideraciones que debés tomar al embarcarte en un compromiso como este. 

El primero es que hacés el show para que alguien lo escuche, y, tal vez, te dé retroalimentación. En el momento en que reproduzcan tu primer episodio habrás sellado tu compromiso para preparar contenido para tu audiencia y ella estará esperando a que mandés el siguiente capítulo. Si fallás una vez, es posible que ya no volvás a saber de ellos. Aunque no lo creás, la constancia suele ser uno de los puntos críticos de la actividad podcastera. Muchos dejan de producir contenido de la noche a la mañana por la cantidad de trabajo que esto requiere, en especial en las primeras fases del podcast. Pero esto no debe desanimarte. A medida que vayás creando experiencia, irás dominando muchos pasos y harás todo más rápido y de una manera más eficiente.

Si va a hacer un podcast con regularidad, es una buena idea tener un coanfitrión. Esto permitirá que haya fluidez en el podcast gracias a la interacción de los presentadores. De esa manera, se mantendrán comprometidos entre sí y dentro del programa. También es una buena idea crear una hoja de cálculo de Google Docs de los temas que van a cubrir en cada episodio del podcast. Cada mes, antes del espectáculo, llenan estas categorías con contenido y enlaces asociados.

Siempre grabá más audio que la duración final del programa (por ejemplo, 45 minutos para un programa de 30 minutos), ya que editarás el ruido, los silencios prolongados y la charla de precalentamiento. Hacé la introducción al podcast al final; solo después de que se haya grabado todo el programa, sabrá todos los temas que se trataron.

Una de las opciones que tendrás que considerar para ahorrar tiempo, en especial al momento de editar, es realizar el show en vivo. Esto sin embargo tiene sus mañas. Casi todo el mundo se tropieza con las palabras de vez en cuando y los invitados pueden ponerse nerviosos. Pero, para eso estás vos al frente del micrófono. Ellos cuentan con tu profesionalismo y seguridad ante el micrófono para salir adelante con el programa.

Ahora, si optás por grabar tu show, deseás que tu podcast suene fluido y sin esfuerzo, necesitarás dedicar algo de tiempo a editar las pistas de audio. A menos que te volvás muy fluido al hablar y tus errores de dicción sean tan mínimos que no valga la pena corregirlos.

Otro punto a considerar es que a partir de hoy tendrás que ver con los oídos; es decir, tendrás que actuar en términos de sonidos. Un profesional del sonido solo permite que su audiencia escuche lo que tiene que escuchar, de lo contrario pierde la atención del escucha y eso puede significar la muerte de tu podcast.

Deberás tener especial cuidado con los ruidos que se generan a tu alrededor y a los que antes no prestaban atención. Puede haber un zumbido del sistema de refrigeración de fondo o el sonido de un camión de bomberos pasando, incluso, puede haber ruido generado por la corriente eléctrica de tus propios cables conectados a tu computadora o a tu interfaz de audio. Eso tendrás que resolverlo.

Ojo, en algunos lugares del mundo, por ley, debés obtener el permiso de una persona, verbalmente o por escrito, antes de grabarla. Tenés que consultar las leyes locales que te rigen para protegerse de futuras demandas.

Las entrevistas en persona facilitan el establecimiento de una buena relación con tus invitados. La desventaja es que todo se graba en la misma pista de audio, lo que dificulta la edición, por ejemplo, si uno de ustedes estornuda mientras el otro está hablando. La buena noticia es que hay programas de terceros que se pueden usar para grabar en pistas separadas, pero eso requiere de más conocimientos técnicos y capacidad de pago que tenés.

Si bien editar audio es mucho más simple que editar video, sigue siendo un componente importante de la producción de un podcast. Sin contar el tiempo de grabación, en mi experiencia, por cada minuto de grabación que va a ser editado, se necesitan 10 minutos de trabajo.

Después de la primera ronda de edición para limpiar el sonido, es posible que desees reordenar los segmentos de tu podcast para que fluya mejor.

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En este blog aprenderás una definición práctica sobre la naturaleza de la actividad podcastera. Además, aprenderás algunas técnicas y reglas básicas de la producción de contenidos derivadas del periodismo y aplicadas a la creación multimedia. Por ejemplo, el equipo de podcasting necesario para producir un programa puede ser tan sencillo como un micrófono que graba en un portátil o un paquete de varios miles de dólares. 

Sin importar cuál sea tu ruta de acción como podcaster, cada productor tendrá intenciones diferentes y no hay una respuesta única para el equipo que se debe comprar primero. 

Aún así, esta guía desglosa los equipos de podcast esenciales que debés tener en cuenta para grabar tu show y algunas de las consideraciones esenciales que se aprenden haciendo. Ahora que, en última instancia debés tomar una decisión basada en tus objetivos de podcasting sin olvidarte de aquello que fue lo que te motivó, en primera instancia, a sentarte a hablar frente al micrófono.

Lecciones aprendidas, consejos útiles y algunos momentos de “ojalá hubiera sabido esto cuando empecé” sobre el podcasting

Dependiendo del género/concepto que vayas a desarrollar con tu show, hemos comprobado que los oyentes prefieren los debates genuinos y las charlas reales. Sienten que forman parte de la conversación, de la experiencia y del sentimiento de pertenecer a un grupo. Los programas extremadamente estructurados, guiados y rígidos pueden tener transiciones incómodas y parecer poco sinceros. La parálisis por el análisis que estos programas esquematizdos provocan al leer te mantendrá atascado y perderás naturalidad.

Otra cosa importante que recomendaría es que te pongás en contacto con otros podcasters o creadores de tu nicho y veas si están interesados en participar en tu programa, o viceversa. Aunque ten cuidado, porque puede que tengas que pagarles por aparecer en sus programas,  dependiendo del tamaño de su audiencia o popularidad. Y es que, por desgracia, no hay mucha gente que te ceda un espacio por la bondad de su corazón, a menos que sea algo que les apasione.

También recomiendo tener una lista de ideas de temas para el programa y trabajar con unas semanas de antelación. Es decir, grabar un montón de episodios pero tomarse su tiempo para publicarlos. De este modo, siempre tendrás unos cuantos episodios nuevos listos para salir si te quedas sin voz o se produce alguna otra circunstancia de la vida que te impida grabar tus episodios. 

No te abarates con los micrófonos. Es un gran error que cometí al principio.

Por último, sé que suena a tópico, pero haz tu podcast. Dejá de “tomártelo en serio” y de pensarlo todo. Simplemente hacelo. No me malinterpretes, sé intencional… pero planear es sólo planear y no sirve de nada si no se lleva a la acción. 

Por último, no dudes en enviarnos un mensaje si necesitas algo: murcia.diego@gmail.com

¡Buena suerte en tu viaje podcastero!

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https://www.bitextuales.com/2022/10/11/elementor-11903/ Tue, 11 Oct 2022 16:21:45 +0000 https://www.bitextuales.com/?p=11903 Tenemos en nuestras manos la producción de un nuevo proyecto: Territorio Podcast. En esta ocasión, estamos trabajando en Nuevo León, […]

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Tenemos en nuestras manos la producción de un nuevo proyecto: Territorio Podcast. En esta ocasión, estamos trabajando en Nuevo León, México. Eso nos emociona porque sumamos un país más donde nuestros servicios están haciendo la diferencia y marcando un sello en la historia del podcasting.

A lo largo de casi un año, trabajamos para darle forma a este nuevo espacio en el que nos hemos propuesto juntar la experiencia de la sonoridad que hay en la voz, el ruido, el silencio y la música con la información verificada, con profundidad, rigor y equilibrio para entender y darle sentido a las problemáticas que nos afectan en Nuevo León, el noreste de México y la frontera con Texas. 

Nuestra contribución se centra en la ingeniería del audio en tres niveles: efectos sonoros, composición de melodías y edición de audios; además de dar un acompañamiento editorial y periodístico para trabajar de la mano con los reporteros que colaboran en este proyecto.

Territorio Podcast propone presentar la información en un formato innovador, para el público que quiere estar informado a través de nuevas narrativas. Para esto, buscamos ser un sitio de encuentro donde se reúna el talento de periodistas experimentados y jóvenes, diseñadores web, ilustradores, diseñadores de audio y especialistas en redes sociales y editores y asesores de medios, cuyo trabajo y mentoría ha sido clave para esta primera temporada.

Este proyecto ha sido posible gracias al International Center for Journalist en alianza con el Border Center for Journalist and Bloggers.

Si deseas que trabajemos en tu proyecto, ponte en contacto con nosotros. Si deseas conocer más sobre la actividad podcastera que realizamos, visita nuestra Escuela del Podcast.

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https://www.bitextuales.com/2022/02/28/el-angel-exterminador-de-la-guarda/ Mon, 28 Feb 2022 18:24:23 +0000 https://www.bitextuales.com/?p=9662 ¿Puede una persona educada para ser un profesional de la violencia incorporarse a la vida civil después de la guerra? […]

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¿Puede una persona educada para ser un profesional de la violencia incorporarse a la vida civil después de la guerra? ¿Qué demonios debe exorcizar para recuperar la sensatez de sus actos, sobre todo en una sociedad que se niega a abrazar la serenidad de la paz? La historia de 

El Ángel es una estampa que se repite en cientos de desmovilizados que luchan por recuperar sus vidas, esas que alimentaron esta joven patria que está a punto de cumplir dos cientos años de existencia convulsiva.

Por Arnulfo Letona

El Ángel piensa que sigue en guerra. A veces, cuando duerme en los graneros de su casa y oye algún ruido extraño, se imagina que las bombas caen a su lado y salta al suelo, sudando, exaltado, con el pecho comprimido… listo para matar.

Otras veces, simplemente, mata. “La vez pasada me quebré a un par de pendejos que se subieron al bus dizque a robar. Uno se subió por el frente y el otro por detrás. El primero empezó a hablar y sacó la pistola. El segundo empezó a bolsear a la gente. Entonces, saqué mi 

pistola y le di un balazo en el pecho a los dos. Llegamos a Apopa y me bajé ahí para tomar otro bus. Usted no ha visto nada, camarada, le dije al busero. No se aflija, compañero, me dijo él.”

¿Por qué lo hizo, Ángel?  “Es que me emputa. Cuando yo estaba la guerra ellos quizá eran criaturitas o no habían nacido. Yo me sacrifiqué para que se mantuvieran, para que vivieran y ahora andan asaltando… Tuve que echármelos.” 

Ángel me ve con sus ojos de monaguillo, como si lo que me acaba de decir equivale a contarme que fue a comprar tortillas en la mañana. ¿Me dirá la verdad?

La primera vez que hablé con él me dijo que había sido el artífice del diseño del Papamóvil. De acuerdo con Ángel, el carro blindado es una obra hecha por la Maestranza de la Fuerza Armada,en 1983. Dice que la remodelación del carro duró dos meses y que se hizo sobre la base de la carrocería de un J-8, un Jeep de uso exclusivo militar. Además, me dijo que el vidrio -empernado a la carrocería- tenía cinco centímetros de grosor y un metro con cincuenta de altura, en el compartimento donde viaja el Papa y que el diseño se le había ocurrido en una noche.

Pero, según la prensa nacional, dicho carro antiterrorista fue construido dos semanas antes de la primera llegada del Papa Juan Pablo II a El Salvador, aunque el Museo de la Fuerza Armada asegura que fueron 8 días. El carro costó una fortuna para la época: 25 mil dólares, según el ingeniero y excoronel Oswaldo Marenco. De acuerdo con este exmilitar, el Papamóvil nació a partir de la modificación de un camión Ford 700, con un motor Caterpillar y el compartimento donde viajó Juan Pablo II, medía 4.40 metros de altura.

Hubo personal de la Fuerza Armada que participó en la preparación de dicho vehículo durante la segunda venida de Juan Pablo II. Quizá El Ángel está confundido.

La confusión de datos, bien podría deberse a la falta de prolijidad de los historiadores o a lo borroso de los recuerdos de sus protagonistas. Empero, la duda más grande que me entró al oír la historia de El Ángel fue cuando me dijo que tenía 34 años y que lo habían reclutado cuando él tenía 14 años, allá por 1985. Eso significa que el Papamóvil fue construido cuando él apenas tenía 12 años y no estaba en el ejército. 

Además, una simple suma me dice que él, a estas alturas, tiene 41 años. 

La segunda ocasión que conversé con El Ángel no pude dejar de notar que, casi de forma compulsiva, cada vez que oye un ruido o ve a alguien que a su parecer se comporta de manera sospechosa, lleva su mano derecha al cinto, sobre la pistola que usa como guardia de seguridad, achina los ojos, contiene la respiración y parece estar a punto de saltar. 

“Fue un 28 de abril”, me repite con convicción sus fechas, sacándome de mis pensamientos. “Estaba jugando fútbol y nos rodearon. Yo no me opuse. Siempre me gustaron las armas y los animales. Cuando los veía pasar y darle verga a alguien, yo no les tenía miedo. Me gustaban sus uniformes. Supongo que ya lo traía en la sangre… Me mandaron para Chalatenango, en un carro lleno de melones. Un soldado de esos me dijo: ¡Sos hombre muerto! ¡De Chalatenango no vuelve nadie!”

Pero él sí volvió, pese a que la muerte lo estuvo buscando para coserlo a balazos. A los veintidós días de haber ingresado al Destacamento Militar número uno de Chalatenango, mató por primera vez. Tenía 14 años. Ocurrió durante una emboscada, cuando él descubrió a hombre escondido bajo un camuflaje de maleza mientras, a rastras, avanzaba en dirección hacia su grupo. Sin pensarlo El Ángel disparó a la cabeza del guerrillero y lo neutralizó. Ese día su grupo obtuvo armamento y municiones. Ese día, se le quitó el miedo a la muerte y empezó a ver la cara de su hermano en cada cuerpo que mataba… y mató decenas, dice, en combate o en disputas.

En esos primeros días de guerra, le pusieron su apodo, una especie de broma macabra. Le llamaron: El Ángel. Un Ángel que cuando mira con esos ojos de monaguillo, da miedo. Miedo, porque cuando busca entre sus memorias, tuerce los ojos, hace ruidos con la garganta, mueve la cabeza como serpiente, se queda callado viendo al vacío y luego te mira fijo a los ojos, como retándote a que le hagás una pregunta o que le objetés cualquier cosa.   

El Ángel ha matado de todas las formas posibles: con AK 47, con granada, en combate, a mano alzada, con cuchillo incrustado en el pecho del enemigo, con dos balazos en los ojos de un insubordinado…

“No le temo a la muerte. Tengo 14 balas en el cuerpo y sé cómo duelen, cómo se sienten”. Me lo dice levantándose la camisa y dejando ver un orificio del tamaño de una moneda de a 25 centavos -que los años han sellado- a la altura de su estómago; después, me muestra la espalda donde se ve un par de cicatrices de dos balas que descansan cerca de su columna. Luego me muestra la mano -donde una esquirla casi le amputa el dedo meñique- y la pierna, con tres orificios recién curados. Todo del lado izquierdo de su cuerpo. 

“La muerte me buscó y me buscó, pero no me llevó porque Dios en grande”, asegura, como tratando de convencerse de la fuerza de sus propias palabras.

El Ángel me cuenta dos de esos episodios de su vida. En 1989, en una emboscada en Chalatenango, cayeron las primeras seis balas, las del estómago, que le perforaron los instestinos y le fracturaron el pene. En esa ocasión, pasó inconsciente durante tres días. Sus compañeros lo dieron por muerto, pero él despertó en medio de cadáveres y zopilotes y gracias al ruido de una radio portátil de un soldado muerto logró comunicarse a la base. Un helicóptero lo sacó de esa zona montañosa de Chalatenango donde se habían enfrentado con la guerrilla. Luego en 1990, su cuadrilla se vio frente afrente con un escuadrón guerrillero y ahí descargó sobre el líder del grupo contrario toda una ráfaga de su fusil. A él, solo se le incrustaron cuatro balas en la pierna y siguió combatiendo. 

“Si no me he muerto es porque Dios es grande… y no soy católico ni creyente, pero sí soy temeroso de las cosas de Dios y trato de hacer lo que él manda.”

El Ángel se coloca las ropas en su lugar. A simple vista, el uniforme gris con rayas negras de la empresa de seguridad para la que trabaja, no delata al combatiente. El Ángel se ayuda además con un sombrero y unos lentes oscuros, que le cubren buena parte del rostro… “por si le quiebro el culo a un cabrón en la noche, me puedo escamotear”, me dice, mientras se quita el sombrero de tela y lo coloca alrededor de su pistola y hace como que dispara. “Así se sofoca el ruido y no se escucha ni a diez metros de distancia”, me muestra con una sonrisa entre labios mientras va a hacer una de sus acostumbradas rondas al parqueo del negocio de comida china para el que trabaja. Dice que anda dando seguridad. Lo dice con la convicción con la que comparte sus diálogos imaginarios con un batallón al que ya no pertenece, pero con el que parece dialogar cada dos o tres frases sueltas:

– ¿Y qué pasó con esto?

– No, es que no se pudo hacer nada por esto y esto…

– Ok. Ok. Nítido. Mirá, lo vamos a ver mañana porque ahorita yo voy para la casa…

El Ángel inició su carrera militar en 1985, cuando pasó a formar parte de la tercera brigada de infantería y la terminó en 2008, en la cuarta brigada de infantería, ambas de Chalatenango. Inició siendo un soldado raso y terminó siendo Capitán Ingeniero Industrial, su documentación así lo confirma. En la primera foto, la de simple soldado, se ve desnutrido, tiene cara alargada, enjuta, con las carnes pegadas al hueso, parece uno de tantos campesinos sufridos del interior del país que eran reclutados a la fuerza durante la guerra civil. En la segunda, la foto con rango de Capitán, su uniforme tiene franjas y no manchas verduscas, su rostro se ha vuelto gordo, refinado y ahora está cubierto por unos lentes oscuros, tipo Ray Ban.

Antes de convertirse en militar, El Ángel se llamaba “Abel Arévalo”. Era hijo único. Su padre los abandonó a él y a su madre, cuando él tenía menos de un mes de nacido. Junto a su madre y su tío materno, que lo adoptó como hijo, se dedicaron a la cría de ganado y de puercos. Le tocó trabajar casi desde que empezó a hablar. Lo típico: arando, ordeñando, operando, inseminando, vendiendo, desyerbando…

Nunca terminó la secundaria. Prefirió dedicarse de lleno a la ganadería. A los diez años, tras vender una camada de marranos, decidió comprarse su primer caballo y dejar de estudiar. Tenía claro qué quería de la vida: ser ganadero. Pero también le llamaban la atención las armas, esas que usaban los soldados y los policías municipales para escarmentar a los guerrilleros y a los comunistas rebeldes. Es más, El Ángel dice que le encantaba ir allá donde los golpeaban, donde les daban lecciones, porque le gustaba. Por eso no intentó huir el día que lo reclutaron en aquella cancha ahuachapaneca. Porque quería estar ahí.

El Ángel pronto se hizo famoso por dos cosas: robarle la vida a la muerte y tener los huevos bien puestos. Siempre que hubo un combate o una misión, El Ángel volvía con municiones o enemigos muertos qué reportar. Y siempre que lo hirieron, siguió peleando como si no lo estuviera. Eso lo fue convirtiendo en una leyenda en Chalatenango, entre propios y enemigos, y ello le valió la mayoría de sus ascensos. “Yo me crié entre los animales, domándolos. Entonces, para mí pelear con una persona es más chiche”.

El Ángel dice que su fama lo llevó a ocupar uno de los 360 puestos de los soldados que conformaron el primer Batallón Cuscatlán que fue a combatir a Iraq. Dice que estuvo seis meses ahí, peleando. Pero su nombre -el verdadero, el que me pidió omitir a cambio de contarme la historia de su vida- no aparece ni entre el de los coroneles, capitanes, tenientes, subtenientes o soldados registrados en ese primer grupo de la Non Plus Ultra.

Al inicio de nuestra tercera conversación, El Ángel recibe una llamada. Es una mujer. Le habla por el celular como si le estuviera hablando directamente sobre la oreja. Él, meloso, cariñoso y firme, le suelta un par de adjetivos: hermosa y linda. Hablan de cualquier cosa. El tono de voz coqueta le cambia casi al final de la conversación para darle un par de indicaciones. Cuelga. Me mira. Se ríe.

Me dice que le gustan las mujeres “jóvenes, las más bichas. De esas que solo encuentra en las casas de citas, sin importar cuánto cuesten, mientras sean locas y malditas para hacer el amor”.

El Ángel solo le es fiel a una mujer: su madre. Dice que en el resto no confía, que se casó con una y que esta le fue infiel con otro hombre; que se acompañó con otra y que a esta la encontró con una amiga. Y luego da por terminado el tema y me dice que fue estudiante de la Escuela de Las Américas. 

Hay quien asegura que ahí se han formado los más despiadados torturadores de nuestro país, le comento. Y agrego: algunos incluso relacionan los nombres del Batallón Atlacatl y de los Escuadrones de la Muerte a este lugar… “Allí no se arruina nadie”, me contesta con cara de pocos amigos, “solo el que quiere. Ahí lo que había eran clases para profesionalizarse en armas, cultura, ética, trato al civil. No sé por qué la gente dice que los instructores le lavaban a uno la cabeza clandestinamente. A mí en ninguna clase me enseñaron nada diferente a lo que yo ya tenía en mente. Yo me quería especializar en Defensas, porque en ese momento asi se necesitaba en la guerra. No iba por aprender anomalías…”

“Lo que sí le puedo decir, es que, a muchos comer perros callejeros y serpientes, para no morirse de hambre en pleno combate, eso nos envenenó el alma”, se justifica El Ángel. “Y aún así, mi sicología es nacional, yo no soy público. Y la ley me ampara porque soy un veterano 

y soy seguridad nacional”, dice.

“La vez pasada iba por la San Benito. ¡Date por muerto!, me dijeron dos bichitos. Querían una cipotilla, y como no se los permití…  ¡Date por muerto, hijuelagranputa! ¿Yo? Sí, vos. ¿Estás seguro?, les pregunté. ¡Pum! ¡Pum! Vaya, viste, por pendejos. Ahora son ustedes…”

El Ángel está de incógnito, asegura, porque muchos lo buscan por lo que ha hecho, por lo que ha contado y por lo que no ha revelado. Pero, insiste en que no tiene miedo, que estuvo en terapia hasta desde 2008 para olvidarse de la guerra, para incorporarse a la vida civil… pero que le ha costado, que no es fácil. 

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Con un dólar puedo hacer que una mujer se desnude frente a mí, me muestre sus genitales, me restriegue las nalgas en el pecho, me dé de mamar de sus pechos y hasta me sonría en el intento de excitarme. Esto es lo que cuesta la fantasía de ser deseado en un club nudista. Pero, al fin y al cabo, solo es una fantasía que dura no más 15 segundos y tres canciones llenas de acrobacias. 

Publicado primero en Contrapunto.com.sv, en 2011.

Es viernes. Federico, mi amigo, está deprimido. Ha peleado con su esposa por problemas económicos y esta noche no siente ganas de llegar a su casa. Quiere destruirse, dice. Tras un buen rato hablando, me convence para que lo acompañe a recorrer bares, pero, a último minuto, decide que no está de humor para beber. En lugar de ello me propone ir a uno de estos clubes nudistas que abren sus puertas cuando cae el sol. ¡Vamos a comprar cariño!, me ordena…

Desde hace un par de décadas, los clubes de entretenimiento para adultos se han expandido en la capital haciendo la oferta tan variada como la demanda. Existen sitios de masajes, de baile, de compañía, de sexo. Solo en la guía amarilla aparecen listados cerca de cuarenta de estos lugares. Así que lo único que hace falta es apuntar el dedo hacia alguno de los puntos cardinales y recorrer la ciudad.

Son las nueve de la noche y vamos conduciendo sobre el Paseo General Escalón. En la radio, un hombre canta la historia de una mujer y su amante que le dobla la edad. “Cuarenta y veinte… Cuarenta y veinte… Toma mi mano y camina conmigo, mirando de frente…”.

Hace calor. El noticiero anunció para esta noche un clima de 35 grados con posibilidad de lluvia. Federico va fumando, pensativo. Tras 10 minutos de recorrido, llegamos a uno de los más afamados establecimientos de stripers: Lips. Este sitio está ubicado cerca del Redondel Masferrer, también conocido como la plaza de la Bandera. El punto tiene un gran dibujo en forma de labios pintados de rojo, que reciben al visitante como si le tirara un beso para seducirlo. El parqueo del lugar está lleno. Hay varias camionetas de lujo estacionadas en primera fila. Son los que llegaron aún con la luz del día. Un pensamiento pasa por mi cabeza cuando las veo: parecen autos de narcos. Debe ser solo una coincidencia de mal gusto. 

Atrás de la fila de camionetas hay varios autos -un poco menos llamativos- regados sobre la acera que separa la calle del establecimiento. También hay taxistas y una docena de motos, algunas pocas de ellas aseguradas con cadenas en la llanta trasera. A esto hay que sumar una veintena de gentes que venden, entre otras cosas, chicles y cigarros, rosas, panes con pollo. También están los niños que venden flores y los pedigüeños. Todos ellos sin contar con el resto de gente que está en los establecimientos aledaños. Este es un microcosmos con vida propia. Como digo, no hay parqueo.

Federico baja la velocidad y busca un espacio donde estacionarnos. De pronto, al paso nos sale un tipo gordo y alto, de piel trigueña, con pecas en la carra, manos grandes y toscas -como de jornalero- y cabello corto castaño que me recuerda a las cerdas de un cepillo de dientes de más de tres años de uso. El tipo nos hace señas para que lo sigamos y nos señala un espacio cerca del andén, allá por donde se integran los carros a los carriles aledaños al redondel. Federico se estaciona. Guarda algunos papeles y facturas en la guantera como si eso va a reducir la tentación de robarse su Hyundai Tiburón. 

Por fin Federico cierra el auto y el individuo que nos salió al paso para regalarnos un lugar para estacionar el auto, ahora extiende su mano derecha hacia nosotros mientras mira de reojo por si llega algún otro desorientado. Son dos dólares, nos dice con ronca voz. Ni siquiera tengo tiempo de asimilar esta modalidad de asalto disfrazada de servilismo, cuando Federico ya se ha sacado los dos dólares de la cartera y se los ha dado, sin refunfuñar, al gordo.

A él, parece no incomodarle este primer precio. En la entrada del local un cajero nos quita $7.50 a cada uno y nuestros celulares. El guardia de seguridad revisa nuestros cuerpos como si estuviéramos a punto de entrar a un centro penal y al no encontrar nada, nos deja entrar.

No voy a mentir. Entrar a estos parajes siempre dibuja una mueca de felicidad en los rostros de quienes los visitan. Tras la puerta, se abre un mundo lleno de cuerpos desnudos, de lencería provocativa, de depredadores, de colores chillantes, de olores a madera y encierro, y de tufos a cigarros y Chanel.

Hay varias pistas de baile. En esta ocasión hay entre veinte y veinticinco mesas sobre las que tres mujeres -vestidas con provocadores escotes y microfaldas- se alternan para bajar donde los que están sentados las acaricien a cambio de un par de billetes. También hay una ducha, donde hay hombres acariciando a las mujeres que ahí se bañan. Sin importar el lugar donde estén, clientes y nudistas están separados por una barra como de cantinas y desde ahí, los hombres y algunas mujeres tienen acceso a sus bailarinas favoritas. 

¡Yasuri, pista tres! ¡Yasuri, pista tres!

La dinámica para presenciar el acto es sencilla. Se puede rondar por los distintos niveles del local viendo los shows o se escoge una silla frente a alguna de las mesas. Hay grupos de mujeres vestidas como servidumbre y con un par de orejas de felpa sobre la cabeza. Esas no bailan, solo se encargan de llevar y traer jarras de cervezas. 

Cada mesa tiene un soporte de acero cromado pegado al techo, de ahí se cuelgan las acróbatas nudistas. Un locutor anuncia por los altavoces los nombres de las mesas y de las mujeres que subirán a tales o cuáles pistas. Ninguna usa su nombre real, todos son de guerra: Deysi, Pamela, Ryhana, Sheila, Perla… Se tocan tres canciones, mientras las mujeres bailan. La última de ellas es una tonada romántica, el clímax del baile, por así decirlo. A estas alturas del show, las mujeres ya están sin un solo pelo de vergüenza encima. 

Todas las bailarinas pasan por todas las mesas. Aunque hay tiempos muertos que algunas de las bailarinas ocupan para hacer vida social con sus “amiguitos”, aquellos tipos que son clientes frecuentes y que les compran ropa, joyas o las sacan a pasear cuando no están trabajando.

Federico y yo nos hemos sentado en una de las mesas cercanas a la ducha. Aparecen tres mujeres vestidas de colegialas -lo típico: coletas, camisas blancas de botones y faldas rojas de cuadros negros-. Son dos morenas y una trigueña. La rutina es más o menos la misma en todas las mesas: desfilar sobre las tablas, colgarse del tubo, mover su cuerpo de forma provocativa e irse quitando las ropas y dejar solo una liga blanca sujeta de alguno de sus muslos. 

La mayoría de mis compañeros parecen oficinistas, hay varios jóvenes universitarios y un par de malacates. También hay dos mujeres, están acompañadas de sus maridos -la única manera permitida de acceso a este lugar a las féminas-. Ellas como sus maridos (dos tipos corpulentos, cuyos rostros están a medio cubrir por las sombras y el humo de los puros que fuman) ven con ojos atentos los movimientos que las bailarinas ejecutan en el tubo de hierro que está al centro de la mesa. Una nueva pareja aparece al fondo de la mesa, y no pasan muchos minutos para que el resto de nosotros nos demos cuenta de que se frotan la entrepierna debajo de la mesa.

La segunda canción -otra de reggaetón- comienza a sonar en los altoparlantes y las nudistas se acercan a los clientes. Para entonces, el ruido es ensordecedor, el humo de los cigarros se empieza a pegar en la ropa y el aire apesta a sudor. La trigueña y una de las morenas fueron al fondo y a uno de los costados de la mesa. La otra morena viene hacia mí. Es delgada, de cintura un poco ancha, con abdomen plano y senos caídos; parece asiática. Ella se sienta en mis piernas, de espaldas y empieza a frotar sus nalgas contra mis genitales. Tras unos segundos de roces de sus carnes contra las mías, la mano de un desconocido se aferra a uno de sus senos deprimidos y le masajea los pezones. De pronto, la nudista deja de bailar y se voltea hacia mí. Sube la pierna izquierda a la altura de mi pecho y pone la punta de su zapato de aguja cerca de mi ingle. Luego, con sus uñas rojas y largas pellizca la liga que tenía en la pierna y con la mirada me señala el lugar donde debía pagarle por bailar sobre mi cuerpo, como si yo fuera el único hombre en su vida, al menos de eso se trata la fantasía…

Cada baile de estas ninfas tiene un precio tácito que va desde 1 dólar hasta lo que la voluntad dicte. Todos los presentes, incluidas las mujeres, cambian sus billetes grandes para los de un dólar a la mano. Esto es lo que la mayoría de observadores deposita en las ligas de novia que las bailarinas calzan en esos muslos. Entre más se deposita, más dura el baile. De lo contrario, la bailarina no se acerca al cliente en toda la noche y se busca a quien pueda pagar la fantasía. Si se da el caso de que alguien no paga y toca, la presión social de la pequeña comunidad -ayudada por un guardia de seguridad- se encargará de expulsar al vividor. 

Una cosa que siempre me llamó la atención de estos lugares era la forma en cómo se anunciaban. Había uno muy famoso que decía algo así: Tenemos setenta bonitas y tres. Supongo que esto tiene que ver con aquello de que cada cual tiene sus gustos. Y un breve recorrido con la vista a las mesas de al lado me dan un panorama más amplio de la diversidad de mujeres que hay en este sitio: gordas, morenas, chaparras, altas, de senos grandes y pequeños, caderonas, con pancita, incluso hay varias que al desnudarse dejan a la vista cicatrices en el vientre que hablan de cesáreas. 

Al final de la tercera canción, la morena que me bailó tenía entre sus piernas no menos de 30 dólares en su liga. Eso, multiplicado por 25 mesas y varios toqueteos, que algunos considerarían indecentes, explicaría por qué los table-dances tienen tantas aspirantes dispuestas a todo. Y cuando digo a todo, hablo de una escena en particular: el baile de la Labios de Murciélago. O al menos así la llamó Federico cuando me dijo que prestara atención a la bailarina que presentaba su espectáculo en ese momento. 

Se trataba de una mujer de poco más de 40 años, de cuerpo y cara regular. Resulta que cuando esta mujer se desnuda, estira y agita los labios de su vagina ante el regocijo de todos y avanza hacia aquellos clientes que están tomando cerveza en botellas. La mujer les quita la botella y se introduce el cuello de vidrio en la vulva para luego elevarla y depositar algo de líquido en su interior. Luego, ahí mismo se adelanta con sus piernas hasta aprisionar con sus piernas a su víctima -usualmente el que antes bebía de la botella-. Y ahí está aquel pobre infeliz que no se esperaba tal sorpresa, tragando esos líquidos directamente de la vagina de esta vieja nudista. Al fondo, el resto de la comunidad gritándole ¡Culero! ¡Culero! ¡Culero! al ingenuo cuando este se niega a beber… Curiosamente, este acto es el que de más popularidad goza entre los presentes, es casi como un mito. Y, desde luego, la pregunta de rigor es: ¿dónde habrá estado esa vagina? Los dueños de estos establecimientos aseguran que hacen pruebas periódica de enfermedades venéreas a sus chicas…

El precio de un sueño húmedo

Lo cierto es que nada es gratis aquí. La cerveza cuesta cerca de dos dólares y los privados, entre doce y sesenta dólares. La diferencia de precios, al parecer, depende de muchos factores; yo intuí tres. Uno, que a la bailarina le caiga en gracia el que les mete mano mientras están la pista de baile. Dos, que no le caiga en gracia el tipo en cuestión, pero que la bailarina esté necesitada de dinero. O Tres, que la susodicha se aproveche de algún borracho al que no solo le saca dinero, cervezas sino hasta ropa de la que venden en la boutique ubicada en el Lips.

Los privados, al fin y al cabo, no lo son tanto. Las bailarinas se llevan a sus presas a los lugares más oscuros del lugar y ahí dejan que los clientes les metan mano por donde quieran, a la vista, desde luego, de todo mundo. Algunas hasta dejan que los clientes introduzcan dedos en sus orificios.

En los cuartos VIP entran solo personas que destacan gracias a su larga trayectoria visitando el establecimiento o porque poseen dinero para repartir a manos llenas. Los cuartos están blindados con vidrio reflectante por lo que no se puede ver el interior. Las leyendas urbanas dicen que ahí se tienen sesiones de sexo. Pero, los propietarios de este y otros partes similares siempre lo han negado. Sin embargo, no dejaron de llamarme la atención los condones colocados en un aparador puesto en el baño. La caja me recuerda mucho a los dispensadores de chicles de colores. ¿Si aquí no se tiene sexo, para qué son?

Hace algunos días conocí a Selena, en el Luxor, otro club para adultos ubicado sobre el bulevar Constitución. Ella mide 1 metro con 76 centímetros. Tiene el cabello liso, un poco más abajo de los hombros y usa fleco. Dice que le da un look similar a la cantante de Texmex de quien tomó su nombre de guerra. Asegura que tiene 33 años, pero se ve de cincuenta, aunque está bien conservada. Está rellena, aunque no se ve gorda. Dice que antes estaba bien buena y me pide que la invite a un trago.

Ella, que ha trabajado en varios de los clubes más famosos de la capital, me contó que la política de estos tables les exige comprar en sus tiendas internas sus “trajes”, que rondan entre los $40 y $80. Además, me reveló que por cada copa que logran hacer que un cliente les compre, les dan una ficha. Las fichas valen $5, el trago $7. Una “salida” vale $400, agregó, este dinero va a parar a la caja de los dueños del lugar. “El cliente que paga la salida tiene que pagar todo lo que se consuma allá afuera. Hay clientes que en una noche han llegado a gastar hasta $12 mil dólares en una noche conmigo”, me presumía.

Selena es bailarina desde hace seis años, el mismo tiempo que tiene de haberse divorciado. Tiene tres hijas, una de 14, otra de 12 y una de 10, que mueren por convertirse en veterinaria, chef y pintora. Ninguna de ellas sabe a qué se dedica su madre. Viven en la misma casa con su abuela, la única que sabe que es bailarina y que trabaja en el Luxor, desde las 7 de la noche hasta las cinco de la madrugada.

También me contó que se metió a esto por necesidad, pero que no es una vida fácil. Aunque a veces ha llegado a ganar hasta $800 en una sola noche, dice que la envidia entre bailarinas es el pan diario de los tables y que hasta han intentado matarla sus propias compañeras. Tampoco ellas se escapan de las rentas de las maras, razón que la ha obligado irse de los otros clubes. Y qué decir de la reputación que se forma ante conocidos y amigos que se la han encontrado bailando.“Me vale verga lo que digan. Ellos nunca me han dicho: aquí tenés para la comida o para tus hijas”, dice.

Selena tiene dientes blancos y grandes y los muestra cada vez que se ríe y se enrolla el pelo entre los dedos. Su risa es escandalosa, pícara. Se escucha en todo el salón donde estamos junto con otras cinco jóvenes, tres meseros y un animador. Sus compañeras jóvenes nos miran de reojo desde hace rato. Selena se inclina hacia mí. Te voy a contar un secreto, me dice acercándose a mi oreja y con su aliento a vodka: “La inteligencia se queda, la belleza desaparece con el tiempo, por eso yo soy amiguera y no antipática con esas bichas que no se le acercan al cliente”, dice esta mujer que antes vendía carne de cerdo en el mercado de Santa Tecla. “En ese tiempo, yo era una mojigata, sumisa. Usaba vestidos hasta las pantorrillas, y de mangas largas. Estaba gorda. Ganaba $90 la quincena. Ahora tengo casa propia y estoy ahorrando para tener mi propia lechería. Quiero vender quesos. Ya tengo los contactos”, dice guiñándome un ojo.

Dale like si te gusta el sexo

Federico ha desaparecido hace rato. Mientras recorro con la mirada las mesas aledañas buscando a mi amigo, no puedo evitar notar la gran cantidad de jóvenes que hay en este lugar. Me sorprende que no estén ansiosos por no estar metidos en la internet, claro, sus mentes están entretenidas con los senos, las piernas y los abdómenes que bailan frente o sobre ellos. 

Me pregunto cuántos de ellos se habrán conocido en los foros sobre sexo o en las redes sociales y hasta se habrán dado algunos consejos sobre cuál nightclub visitar y qué mujeres son las mejores en lo que hacen. Esta interacción se ve más evidente en un grupo llamado “chicasguanacas2”, del portal Yahoo. En este sitio, que requiere admisión por parte del administrador, los integrantes -todos hombres- hacen intercambio de datos sobre precios, nombres y últimas noticias sobre sus aventuras en el mundo de los tabledances, en las casas de citas o en las zonas de prostitución de San Salvador. El sitio, además, cuenta con un regular intercambio de material multimedia relacionado con la temática del grupo.

Como este sitio, existen además páginas como chicasguanakas.com, un lugar donde se puede chatear con otros salvadoreños interesados en el tema sexual y en compartir fotos o videos. 

Facebook también se ha convertido en un portal de rastreo de la vida que se desarrolla en clubes nudistas como Lips o Kiss Fresh, que por cierto presenta sus servicios en un menú de platos y cuyo precio es el resultado de combinar sexo oral, coito vaginal o sexo anal, cantidad de mujeres para una sesión y duración de la misma. Estos nightclubs han encontrado en las redes sociales una forma más informal de atraer clientes hasta sus instalaciones y mantener informados a los interesados sobre las promociones, precios y personal a disposición para el cumplimiento de cualquier fantasía.

¡Sesenta dólares!

Localicé a Federico. Hacía rato estaba retozando con la rubia que nos bailó al principio de la noche. Al parecer, hubo un coqueteo mutuo, y él le pidió un privado. Ahora mismo están en una esquina oscura del Lips, lejos de las mesas, pero a la vista de todos los presentes.

“Me regala fuego, profesor”, me dice una cara larga y arrugada, de vos aguardentosa. Es el hombre que le restregó los pezones a la striper que se me sentó en las piernas hace rato. Le digo que no. Que no fumo. El hombre se tambalea sobre su asiento.

– ¿Tan bonitas las niñas, vea?

– Sí.

– Yo hacía un año que no venía.

– ¿Si?

– Es que me despidieron…, pero hace un mes empecé a venir. 

– …

– Sí, viera, profesor, que hasta me había conseguido una novia de aquí, pero ya la echaron. Si antes yo estaba alivianado, ¡hip!, le daba parte del sueldo a la mujer, para los gastos de la casa, y el resto me lo guardaba para invitar a las bichas cervezas o comprarles algún regalito. ¡Pf!

– Se daba sus lujos, pues.

– Ya no están las mismas de antes… Hoy vine porque necesitaba relajarme. Mucho trabajo en la oficina. 

– ¿Tiene fuego? 

– No. Lo siento.

– Mi nombre es Manuel, soy contador. 

– Mucho gusto, don Manuel.

– Hay un vergo de bichos ahora, ¿vea? ¡Já!, ayer mi compadre se encontró a mi hijo aquí… ¡burp!… Ahí andaba con sus amigos de la U…, ¡qué ahuevada! Yo lo voy a castigar si me lo encuentro. Es que no me gusta que aprenda vicios. Bueno, la verdad, no sabría qué decirle… porque, él sabe que su mamá y yo, pues tenemos intimidá, pero, pues uno es hombre y necesita comer fuera, pues, je, je, je…

Federico interrumpe el monólogo de don Manuel con un: “vámonos, estoy emputado”. Recogimos nuestros celulares y nos subimos al carro. 

Federico no habla, solo fuma cigarro tras cigarro. Al día siguiente me contará que la mujer a la que le pagó sesenta dólares por un baile privado se le salió lo desdichada y luego lo despechada en plena danza, y le contó lo mal que le estaba yendo con su novio, con su familia y con el mundo, pero que de baile, nada. “¡Hasta se tomó la puta champaña! Siquiera me la hubieran regalado”, me dice indignado y acelerando el motor. 

Las calles están mojadas y las luces de la ciudad se reflejan sobre ellas. En la radio ahora suena aquella canción que dice: “Fue en un cabaret, donde te encontré bailando…”

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https://www.bitextuales.com/2022/02/28/yo-no-soy-pecador-mi-amante-si/ Mon, 28 Feb 2022 18:12:36 +0000 https://www.bitextuales.com/?p=9658 El próximo año, El Salvador celebrará un nuevo bicentenario, uno menos ostentoso que el del primer grito de independencia y […]

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El próximo año, El Salvador celebrará un nuevo bicentenario, uno menos ostentoso que el del primer grito de independencia y del que poco se habla. Se trata de un aniversario que cierra un ciclo de vejaciones e intolerancia que nació en España y que alcanzó a las Américas poco después de su conquista, aunque no de manera tan invasiva: La Santa Inquisición. 

Publicado por primera vez en Contrapunto.com.sv, en 2011.

Imagine por un momento que estamos en el año 1800. Para estos efectos, cambiemos los datos de un hecho ocurrido el 10 de octubre de 2006, en que la Fiscalía General de la República (FGR) inició un proceso penal contra Rutilio Archila, de 31 años, por haberse casado por segunda vez sin antes haber disuelto su primer matrimonio. Ahora que ya cambiamos de época, digamos que las pruebas que obtuvo la FGR sobre que Archila se casó por primera vez en enero de 1998 (para el caso que nos estamos imaginando, le pondremos 1798) con Gloria Zelaya, pero a mediados del año pasado se separaron. Meses después, el 28 de diciembre de 2005 (digamos mejor 1800, aunque las cifras no cuadren), se casó con Patricia Castellanos. Fue este año durante un altercado de palabras que ambas mujeres se enteraron lo que Archila había hecho con ellas. 

Ahora, imagine también que se entera de esta noticia escrita por Contrapunto a principio de este año. Sí, seguimos imaginando que estamos en 1800. Ahora, imagine que la noticia dice que durante el pasado año y lo que va de 2011 (de nuevo, estamos en el año de nuestro señor… 1800), el colectivo Concertación por un Empleo Digno para las Mujeres (CEDM) jura y perjura que ha atendido 41 casos de mujeres acosadas en su puesto de trabajo por jefes o superiores jerárquicos. Todas ellas, han asegurado las voceras de CEDM, han sido despedidas o han perdido su empleo tras denunciar conductas impropias por parte de sus superiores. Tanto empresa privada como distintas instancias estatales fueron señaladas, entre ellas, la Lotería Nacional de Beneficencia (LNB), el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), la Policía Nacional Civil (PNC) y la Asamblea Legislativa, que son las que registraron el mayor número de denuncias en el ámbito público.

Vaya, imagine que va por la calle y de repente, frente a la catedral de San Salvador ve a José Luis de Jesús Miranda, el líder espiritual de esta secta llamada Creciendo en Gracia. Y usted contempla como este hombre que asegura que las Iglesias, tanto la católica como las evangélicas, son dirigidas por “ministros de Satanás”, y acto seguido quema Biblias de todos los tamaños y colores. Imagínese que además, empieza a predicar que él es el anticristo y que los curas son pedófilos.

Pero, estamos en 1800. Y el 1800, existe una institución capaz de derramar sangre por menos que esto que nos estamos imaginando: la Santa Inquisición.

Amar a Dios por sobre todas las cosas…

La Santa Inquisición hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía en el seno de la Iglesia Católica, aunque también hubo un tribunal del mismo género entre algunas denominaciones protestantes. Muchas veces, los juicios resultaban en muertes o torturas de los señalados como herejes, es decir, enemigos de las leyes de Dios.

Esta fue una práctica que afectó por cerca de 245 años a nuestra, por aquel entonces, provincia de San Salvador, que respondía al reino de Guatemala. El primer  caso que se reporta en el Archivo General de la Nación (AGN), que resguarda estos documentos en el seno del Palacio Nacional, es un proceso de 1567, en contra de Martín Rojas, vecino de San Salvador, por haber dicho que no había infierno, porque sólo tres ánimas se habían condenado la de Caín, la del rico avariento y la de Judas. 

La documentación que posee el AGN proviene de los volúmenes del fondo Inquisición del Archivo General de la Nación de México para la provincia de Sonsonate y San Salvador y da cuenta de cinco periodos: 1567-1654, con 40 expedientes;  1663- 1730, con 38 expedientes; 1733- 1766, con 36 expedientes, 1767-1786, con 37 expedientes y 1787-1812, con 24 expendientes. Los delitos que encontramos registrados son casos por solicitantes, proposiciones, herejías, brujería, blasfemia, amancebamientos, delitos de sexo, supersticiones y maleficios y otros. 

Sobre este periodo histórico existen pocas investigaciones en El Salvador. Una de ellas, “El códice de Sonsonate”, escrito por Pedro Escalante Arce, en dos tomos y publicado en 1992, hace un recorrido por esos años de conquista y colonización española en nuestro país. En este documento, el investigador nos ilustra cómo en las Américas solo hubo tres tribunales del Santo Oficio: México, Lima y Cartagena. Guatemala dependía de los tribunales de México, y nuestro incipiente país era reconocido geopolíticamente por dos provincias: San Salvador y Sonsonate. 

De acuerdo a datos recopilados por el historiador guatemalteco Ernesto Chinchilla Aguilar, en su tesis-libro La Inquisición en Guatemala, —1953; edición facsimilar 1999— el 12 de septiembre de 1572, el juez inquisidor general, cardenal Diego de Espinoza desde España dio poderes al licenciado Pedro Moya Contreras en México, y este, a su vez, al presbítero Diego de Carbajal en Guatemala para ejercer la comisión del Santo Oficio. De Carvajal era quien conocía los pecados que por estas tierras se practicaban en aquel entonces. 

Leamos algunos ejemplos.

Año 1771, San Salvador. El señor Inquisidor fiscal de este Santo Oficio contra Bernabé de Alfara, mestizo, del valle del Guayabal, de Tonacatepec, por hechicero. Declaran que en una noche de fiesta que habían hecho los de aquel valle en la casa de Pedro Mártir Tovar, hallándose en ella Juan Elías tocando la guitarra y cantando, llegó Bernabé Alfaro, y dijo que no era razón que los de fuera vinieran a lucir a su valle, cuando en él había que supieran hacerlo, que al punto se la pagaría, y yéndose de la pieza donde estaba tocando, aseguran que sonando un pito se hizo pedazos la guitarra del cantador. San Salvador de Guatemala. Comisario don José Ancheta y Castillo, cura receptor de dicha ciudad. Notario nombrado fray Nicolás Cáceres.

Algunas mujeres sacaron ventajas del Santo Oficio y no dudaron en cobrarse algúnmaltrato del cónyugue. Para muestra, el caso del año 1767, de San Salvador de Guatemala, donde, Carlos de Lorenzana fue denunciado por su mujer, doña Juana Fernández, ante el Santo Oficio, por hereje apóstata (que no se identifica con un grupo, en este caso, religioso). 

Se documentan de igual forma las prácticas de algunas personas a las que les encanta la vida en pareja y no pueden resistir compartir su matrimonio con una sola mujer o un solo hombre. De esto queda testimonio en el siguiente expediente. Año 1762, Sonsonate, se realizaron diligencias contra Juan Manuel Menocal de la Torre, español, por casado dos veces. Su primer matrimonio se efectuó con Marce!ina Mancilla, en Sonsonate, y el segundo tuvo lugar con Josefa de Arias en Oaxaca , El documento menciona que el denunciado falleció en la ciudad de San Salvador el año de 1760.

Y si se le ocurría algún tipo de acoso, y si era religioso, le iba peor, como este otro caso de San Salvador de Guatemala, en 1767, en que se procesaba una causa contra fray Antonio Morales de la orden de la Merced, por solicitante. Este pedido, desde luego, no era gratuito. Según el historiador Escalante Arce, muchos sacerdotes de la época solicitaban favores sexuales a cambio del perdón de los pecados y, desde luego, de no denunciar al confesado ante los tribunales de la iglesia.

Dos casos curiosos son aquellos que bien recuerdan al dicho popular de “si se enoja, pierde”, aunque sea cristiano de los buenos: Año 1734, Sonsonate. El presbítero Nicolás Rodríguez envía al inquisidor fiscal los originales de la declaración de testigos contra el blasfemo Francisco Javier Rivas por haberse quitado un rosario y enterrarlo bajo un adobe después de perder un juego. Año 1650, San Salvador. Denuncia contra Joseph Rodríguez, porque fundiendo un santo Cristo de plata y saliéndole mal, lo tiró enojado. 

No faltaban en esta sopa de moralismos las denuncias por uso de ates mágicas como en el caso de 1730, San Salvador, en que se denuncia María de la 0, mulata esclava, por uso de polvos amatorios. Los polvos eran para un Capitán de la zona. La denunciante era la esposa del Capitán. El Capitán brillaba por su ausencia.

Pero la cosa sigue: Año 1721, San Salvador. Pedro García, pardo libre, natural de la provincia de San Salvador del reino de Guatemala, quien estando con Juan de Medina, habiéndole faltado unas libras de chocolate, le rogó le ayudara a hacer la suerte de las tijeras y la batea para inquirir quién lo había hurtado, diciendo estas palabras: Por San Pedro y por San Pablo, y por el apóstol Santiago, y los cuatro evangelistas que Cristo tiene a su lado que fulano (nombrando a la persona de quien se tiene sospecha) hurtó esto o aquello (expresando 10 que les falta), etc. Pascual Díaz, hizo también la suerte de las tijeras, teniendo sospecha que Antonio Solís le había hurtado un poco de maíz. Juan de Quintana Santiago, pardo libre, santiguaba a las criaturas enfermas diciéndoles estas palabras: en el nombre del buen Jesús que es nom bre de virtud; donde Jesús fue mentado todo mal fue quitado, donde Jesús se mentó todo mal se quitó, por Jesucristo crucificado, hijo de Santa María, que su cuerpo no sea preso, ni su alma sea perdida; Jesucristo encarnó, Jesucristo nació, Jesucristo murió, Jesucristo con su misma virtud subió a los cielos, bendita sea la madre que tal hijo parió, así como confieso que esto es verdad te sane mi señor. Jesucristo de toda tu enfermedad. Marta de Mora y Medrano, hizo en una ocasión la suerte de las tijeras, denunciada por Tomás de Trejo, esta juro que no lo había hecho, sino que la vio hacer a un moreno. 

Y el colmo de los colmos, lo protagoniza el autor de la firma que precede a estas palabras. El inquisidor Don Felipe Ruiz del Corral persiguió al primer cronista de Guatemala, fray Antonio de Remesal, cuyo libro Historia general de las Indias Occidentales y particular de la gobernación de Chiapas y Guatemala fue decomisado y expurgado. Entre los numerosos cargos que se hicieron en contra del prelado estaba el de que el dominico conocía las lenguas griega y hebrea, por lo tanto, podía ser judío.

Dios es amor

La Inquisición, en su forma más pura, era un organismo dedicado a castigar a quienes cometieran delitos contra la fe católica y faltas graves a la moral. Al ojear los expedientes que registran los casos correspondientes a El Salvador se puede leer denuncias sobre supuestos herejes, blasfemos, bígamos, incluso de frailes que hacían solicitudes de favores sexuales a cambio de absolución en los confesionarios y otros delitos. Y como, al parecer, el tribunal concedía autoridad y otras dádivas a sus ejecutores, no faltan las solicitudes como comisario, inquisidor, calificador o similares de parte de personajes influyentes para alguno de sus familiares.

Siguiendo el modelo español, además de inquisidores, fiscales y secretarios, cada distrito del Santo Oficio contaba con un sistema de alguaciles e informantes. Tras la acusación, los encausados podían presentar su defensa, pero, de acuerdo con el sistema penal de la época, la Inquisición tenía atribuciones para adoptar medidas cautelares, detención, que solía incluir tormento, antes de emitir su fallo. Las penas, según la gravedad, iban desde penitencias religiosas, multas, azotes, prisión, destierro y muerte. Aunque, en Cetroamérica, y en general en el continente, según los historiadores, la Iglesia fue más tolerante que su contraparte española y se concentró en los aspectos morales, sociales y de políticos de los estados donde se desarrolló esta práctica. Aunque, claro, existen sus excepciones. 

Durante su primera etapa, apunta Ernesto Chinchilla Aguilar, la actividad inquisitorial se concentró en extinguir la herejía luterana, llegando a quemar en Sonsonate, El Salvador, en 1574, a Guillermo Cornields, un irlandésex pirata y barbero, de 24 ó 25 años, el único condenado a muerte por el Tribunal de la Nueva España, que haya tenido relación con el Reino de Guatemala. Para el historiador Pedro Escalante Arce, al pirata no solo lo mataron su credo sino además sus creencias políticas.

Algo que resalta entre los datos que se detallan en estos archivos es que los denunciados y juzgados eran españoles, negros, mulatos, esclavos, curas y mujeres, pero casi no se registran casos de indígenas. Casi. De acuerdo con el historiador guatemalteco Enrique Gordillo Castillo, en su tesis de maestría en Historia, El Protectorado de Indios en el Reino de Guatemala: Los indios eran incapaces de distinguir entre el bien y el mal y, por lo tanto, no estaban afectos a la Inquisición.

El 12 de marzo de 1999, en el Vaticano, el ya fallecido Juan Pablo II pidió perdón al mundo por los actos cometidos en esos años oscuros de la Iglesia Católica y declaró ante centenares de fieles: “a las puertas del Gran Jubileo del año 2000, la Iglesia Católica pide perdón por las culpas históricas de sus hijos”. 

Pedro Escalante Arce dijo alguna vez que aunque la Iglesia cometió este tipo de persecuciones, también “ha sido una de las grandes protagonistas del desarrollo de la civilización occidental”. Y, a propósito de ello, uno de sus últimos comisarios inquisidores en San Salvador, según Escalante Arce, fue el presbítero José Matías Delgado, al que hoy se le conoce como uno de los protagonistas de la independencia patria.

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