Autor invitado: Jesús Eduardo Morales Hernández

Cuando conocí a Eduardo, pensé que era un engreído, un pesado, en todo el sentido de la palabra. El tiempo se ha encargado de darme una bofetada. Ahora que la costra del intelectualismo de fácil impostura que yo percibía sobre él, basado en mi ignorancia, se ha caído, veo que la suya no es pose.

Nunca he conocido a una persona más comprometida con su escritura como Eduardo. En serio. Él es una de esas pocas personas que ha sabido desde el principio qué hacer con su vida. Eso es envidiable. Yo tuve que migrar para saber que quería vivir de la literatura. Eduardo lo ha sabido desde siempre y lo ha hecho posible desde el día uno. Y quizá, en este punto de su vida, no está donde él lo desearía, pero su camino está ahí en forma de congrresos, de tésis, de estudios universitarios, de cuentos publicados, de una novela en ciernes, de un par de podcasts, de obras de teatro en las que ha participado, de grupos culturales a los que ha abonado con su presencia. En todos y cada uno de los proyectos que Eduardo ha participado, hay una marca inconfundible de su amor incondicional por la escritura.

Pensé en esto el día de la presentación de su libro “Las cortas visitas”, una publicación que obtuvo al ser beneficiario del Programa Editorial Chihuahua del Instituto Municipal de Cultura 2019, en la categoría “Soltar las amarras” del género cuento. Lo vi muy emocionado y nervioso hablando sobre su proceso narrativo, la escencia de los sus personajes y sus devenires como representaciones de la Chihuahua que lo ha criado.

Las cortas visitas es un libro de cuentos influenciado por una visión cinematográfica, con escenas muy focalizadas, a veces, y muy amplias, otras, como una crónica de sucesos situada en 1968, de eventos cotidianos de un pueblo minero que está inspirado en Santa Eulalia.

Esa noche, Eduardo estuvo rodeado de amigos. De gente que creemos en lo que escribe. De eso no me cabe duda. Y es que su compromiso va más allá de estar sentado en un escritorio hablando sobre lo etéreo del oficio escrituril. Siempre que hay una oportunidad para impulsar a la literatura, él está ahí. Así es como se decidió a acompañarme en la producción del podcast Crónicas de nada. Puedo decir, sin duda a equivocarme, que ha sido un placer trabajar de la mano durante estos últimos meses en la segunda temporada de este programa. También, decidió impulsar, junto a Judith Gardea, la promoción de otro podcast llamado Las fabulosas fábulas de la brujita Esopa.

Justo ahora se encuentra realizando una exhaustiva investigación sobre escritoras de Ciudad Juárez, de cómo están representando su obra literaria en este contexto de violencia que se vive. Entre ellas, la poeta Susana Chávez. Ella fue la autora de la frase “Ni una muerta más” que inspiró al movimiento de mujeres #NiUnaMenos. Como ironías de la vida, la activista contra los feminicidios en Ciudad Juárez, fue asesinada en 2011. Eduardo está analizando su producción literaria para que su legado no quede en el olvido y su victimización no quede impune.

Por ahora, Eduardo es Licenciado en Letras Españolas por la Universidad Autónoma de Chihuahua, Máster en Artes en español por la Universidad de Texas en El Paso y Máster en Artes en español por la Universidad de Pittsburgh. Actualmente está trabajando en su tesis del programa de doctorado en Literatura Hispanoamericana en la universidad de Pittsburgh. Ha investigado sobre la participación de Alfonsina Stoni en el canon poético argentino, así como su relectura. Ha publicado artículos sobre novela contemporánea del norte de México y la construcción del héroe posmoderno en cine y literatura. En un par de años más, seguro que estará embarcándose en un proyecto más ambicioso.

A veces, sus letras no son accesibles a todo el mundo. Es porque es un adelantado a su tiempo. De eso no me cabe duda. Su obra tendrá que ser examinada por futuros académicos que, finalmente, le den su lugar dentro del panteón chihuahuense de los intelectuales literarios.