El 17 de abril de 2017, el escritor Alberto Olmos, en un artículo publicado en el sitio web Zenda, titulado “¿Qué es ser escritor?”, filosofaba con humor sobre este complejo asunto y que, a todos los que nos dedicamos a las letras, en algún momento, nos ha enredado.
Para muchos es un arte, para otros un oficio, para algunos cuantos una profesión, y para mí, en lo personal, una necesidad. No estoy hablando en términos de comunicación, puesto que soy uno más del gremio. Mi principal motor al momento de juntar palabras no es comunicar sentidos ni ideas, mucho menos sentimientos o esperanzas. Escribo porque si no lo hiciera me moriría. Las voces que, literalmente, habitan en mi cabeza, hace mucho tiempo que me habrían vuelto loco. Escribo y me da pena llamarme escritor, aunque a veces -por necesidad- lo hago. Actúo así porque considero que ese término está por encima de mí a esta altura de mi vida, al menos.Pprefiero autonombrarme escribidor.
Leyendo a Olmos, siento que no estoy tan perdido, porque últimamente, por donde quiera que vea, el mundo, la web, está lleno de escritores. De ahí que me llamara la atención esto que él escribe en su artículo antes mencionado:
“Con el paso de los años, mi intolerancia hacia la superpoblación de escritores se ha mitigado. La consecuencia inmediata ha sido que ya no soy capaz de decir qué es un escritor. ¿El que publica?, ¿el que vive de escribir libros?, ¿el que tiene muchos lectores? Hay autores hoy inmortales que no publicaron nada en vida, amén de otros a los que nadie leyó y hasta muchos que costearon sus propias ediciones. ¿Son todos esos autores autoeditados en Amazon tan escritores como Valle-Inclán? ¿Puede llamarse a sí mismo cocinero todo aquel que cocina con primor en su propia casa?”.
Ahora, si de verdad vas a considerarte considerar caminar por esta senda disfrazado de escritor, te invito a reflexionar cuál va ser tu motor: ¿la fama, el dinero, el reconocimiento, o la escritura misma?
Si todavía no has meditado seriamente sobre ello. Te invito a tomar el primer paso para profesionalizar tu oficio: vamos a escribir tu poética literaria personal. Esa va a ser tu primera gran tarea antes de empezar a (re) escribir. Es decir, podés saltarte esta parte y quedarte con los ejercicios, las claves y los demás secretos de este oficio sin tener que aguantar toda esta diarrea mental. Sin embargo, te pido considerar este punto un momento en base a la siguiente reflexión: si vos no te tomás en serio a la escritura, ¿por qué el mundo debe tomarte en serio a vos como escritor?
Este documento que vas a escribir es una declaración personal de motivos, no es necesario presentárselo a nadie. Empero, todos los escritores esenciales han reflexionado sobre el oficio: Conrad, King, Kafka, Flaubert, Borges, Simenon, Rilke, Woolf, Duras, García Lorca, Pessoa, Onetti, Faulkner, García Márquez, Nabokov, Rulfo, Bioy Casares, Monterroso…
Yo hice lo mismo cuando escribí mi novela “Todas las muertes de Lázaro”, un texto que creé desde cero y que fue mi tesis de maestría. Verás, la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad de Texas en El Paso establece la creación de un producto literario -ensayo, novela, cuento, poemas, teatro, guión cinematográfico- como uno de los requisitos para graduarte: la idea es aplicar los conocimientos adquiridos durante los tres años y medios de estudio que se realizan durante la carrera.
A estas alturas, seguro has escrito varias cosas, las hayás publicado o no. Vamos a referirnos a ella como “la obra” y vamos a pensar en ella como un trabajo finalizado. Vamos a ir por fases, como si estuviéramos escribiendo tu propia tesis. Yo te guío. En general, buscamos hablar de tu poética personal y cómo la evaluás. Acá vas a reflexionar sobre qué es la escritura para vos y porqué tiene tales significados. En suma, quiero que hablés sobre las dificultades técnicas que has encontrado al escribir tu obra y cómo las has superado. Es decir, vamos a hacer una evaluación crítica de tu proceso de creación.
FASE I
En esta primera fase deseo que escribás cuál es el marco histórico, literario o teórico de la tradición escrituril a la que te suscribís y cuáles son las influencias bibliográficas que te han marcado.
La primera vez que se cruzó por mi mente la idea de “Todas las muertes de Lázaro” (o “Lázaro”, para abreviar de aquí en adelante), fue luego de que un compañero periodista publicara una fotografía cuya imagen se quedó grabada en mi mente. En la foto se observa un cadáver de una mujer tendido en el suelo a la entrada de un pasaje. El espacio donde yace la mujer está resguardado por una cinta policial y los mirones son arreados por un par de policías mientras aguardan a que los forenses lleguen al lugar. A la izquierda de la foto, a pocos metros de donde está la asesinada, unos niños juegan al fútbol; del otro extremo, un vendedor de garrafones de agua purificada se abre paso entre los mirones.
Me sorprendió la indiferencia ahí retratada. Me indignó la naturalidad con la que algunos, después de tantos años de guerras civiles, empezamos a aceptar la realidad de nuestra violencia.
Meses más tarde, apareció una noticia en el periódico que generó mucha controversia: dos hombres y una mujer abordaron un autobús público y asaltaron a sus pasajeros. En el proceso, golpearon a una mujer embarazada que se negó a soltar su cartera. Indignado, un guardia de seguridad privada que se dirigía a su hogar, disparó contra los ladrones y mató a uno de ellos. El guardia se dio a la fuga, la gente lo protegió cuanto pudo. Pero no tardaron en atraparlo y enjuiciarlo. El acto dividió la opinión pública entre aquellos que celebraban la muerte de los rateros y los que repudiaban el proceder del guardia.
Ahí fue donde me vino la pregunta: ¿qué pasaría si existiera un justiciero inmortal que no pudiera morir y que pudiera combatir la criminalidad del país? La respuesta es más que obvia: la clase política buscaría sacarle el mejor de los provechos.
De esa idea sólo tenía clara una escena: un hombre -el inmortal- yace en una caja frigorífica en la morgue, mientras un grupo de policías e investigadores lo observan. El más viejo de los policías narraba sus aventuras de justiciero.
Desde luego, de aquella primera página Lázaro ya solo quedan los recuerdos. Ahora tengo una novela que narra las aventuras y desventuras de El Pítbul, un detective designado por la Presidencia de la República de Carolina para encontrar a un misterioso hombre que parece ser el rey de los disfraces. El sabueso policial pronto descubrirá que hay dos grupos poderosos interesados en encontrar a este hombre llamado Lázaro, pues éste posee el don de la inmortalidad. En el proceso, El Pítbul descubrirá que su mejor amigo ha sido asesinado por uno de los grupos criminales. El mismo investigador tendrá que decidir si seguir con la misión designada o convertirse en un asesino para bien de la humanidad. La decisión que tome, de todos modos, no afectará la manera en que se jueguen las piezas de poder en el tablero político de Carolina.
FASE II
Ahora, vas a hablar de lo que te interesa hacer con este proyecto y vamos a plantear las bases para la noción de la poética que tenés como trabajador o trabajadora del texto. Tratá de responder¿Cuál es tu poética? ¿Por qué este género?
“Me decanté por la novela policial porque me pareció un género perfecto para desarrollar el sentido de la estética del cinismo. También, el policial me sirve para hablar de la desembocadura de un periodo: la posguerra. Pero esto no deja de ser más que un mero recurso literario”.
FASE III
Como te conté antes, la idea original que tenía sobre Lázaro fue una totalmente distinta a la que finalicé escribiendo. Empero, el meollo del asunto por el que la creé, seguía estando presente desde el principio hasta el final. La experiencia me dice que te pasará, te pasa o te pasó lo mismo. Es por ello que hoy vas a hablar sobre las desviaciones y los aciertos de tu obra en referencia al ideal del género que tenés. En este punto también vas a hablar sobre las conexiones que tenés con el contexto literario-cultural en el que te has criado. Aquí es donde suelen nacer las obsesiones sobre la que escriben los y las autoras durante la vida de su obra literaria.
FASE IV
Ahora reflexioná: ¿Cómo se conecta tu obra con otras novelas o tradiciones literarias, ya sean estas locales o internacionales?
FASE V
En este punto quiero que pensé en cuáles son las fuentes literarias que son importantes para vos y a qué otras disciplinas has acudido para escribir tu obra, que son el marco referencial de tu proyecto.
Ahora que ya tenés definida tu poética literaria personal, será más fácil entender el porqué de tu obra. Lo que hagás con ella y la ubicación que le des en el mundo, ya depende en exclusiva de vos.